El príncipe azul, ¿en qué villano se convierte?
“¡Este si es el bueno! ¡Nadie me entiende como él!. ¡Es perfecto! … no sí … este sí es el bueno. ¿Se me nota que estoy enamorada? Sí que lo estoy. Es que el amor, como la tos, no se puede ocultar”
Si pensamos en el mundo occidental, podemos decir que casi todas las relaciones amorosas así empiezan. La atracción por el otro es brutal, el otro es perfecto, no queremos ver la vida sin la pareja, no deseamos otra cosa más que estar con el y sí, pensamos que este es el bueno. Conforme pasa el tiempo el amor va cambiando y el príncipe azul va perdiendo sus colores … el azul se va decolorando hasta que sólo queda el príncipe … y después ya ni eso. La persona que tenemos al lado ya no es ese ser maravilloso y perfecto, es como más normal. Si mal nos va, ese príncipe azul acaba por convertirse en un villano y lo que queremos entonces es alejarnos. ¿Por qué nos sucede esto, si la persona de la que nos enamoramos perdidamente es esencialmente igual que la que ahora nos parece tan desagradable?
Cuando nos enamoramos los ojos del amor nos hacen poner en el otro cosas que no necesariamente tiene. En otras palabras, idealizamos al ser amado y le damos atributos que nos gustaría que tuviera y que de hecho, nos imaginamos vivamente que los posee. Es una de las razones por las cuales lo vemos tan perfecto. Idealizamos al otro. Conforme pasa el tiempo y vamos avanzando hacia la cotidianidad, el otro se va volviendo más normal, se le va quitando lo ideal. En pocas palabras, lo
El amor idealizado ha de transformarse en amor maduro para que perdure, hemos de enamorarnos de la persona que es, no de la que imaginamos que era. Eso en la mayoría de las veces cuesta verlo porque parece que el príncipe azul se vuelve un villano. Desde el psicoanálisis podemos trabajar para reconocer que nuestra pareja no es, ni era, tan príncipe ni tan villano, lo que nos ayudará a transitar hacia un amor maduro que será más duradero.