¿Cómo que la enfermedad es una construcción mental?
¿Cómo va a ser una construcción si yo no quiero sentirme mal? Voy al médico y no me encuentra nada, y me manda con el psicólogo. Eso es porque el médico no sabe qué tengo. ¡Me siento mal! No puedo creer que la mente me produzca esto. ¡No estoy loco!
En efecto, la gente que está en estas situaciones no está loca pero sí está viviendo una situación complicada que hay que tomarse muy en serio. ¿Cómo es eso de que la mente nos enferma? ¿Por qué dicen que la enfermedad es una construcción mental? En realidad no es tan directo eso de que la mente nos enferma, pero la enfermedad sí puede ser una construcción. Cuando estamos ante un peligro y lo reconocemos, la mente le manda señales al cuerpo ya sea para defenderse o para huir. Por eso sentimos que se nos acelera el corazón, como que queremos salir corriendo, sudamos y estamos muy alertas. Reconocemos que tenemos miedo. Decimos que estamos produciendo adrenalina y si, también se produce adrenalina entre otras cosas. Cuando el peligro desaparece, la mente lo reconoce y el cuerpo regresa a estar “no asustado”, se nos quita la taquicardia y nos sentimos normales. De decir ¡qué susto! no pasa. Ahora imaginemos que imaginamos un peligro, pero ese peligro en realidad no existe. Ante el peligro imaginado, el cuerpo no reconoce si es real o no. El cuerpo “se la cree” y reacciona de la misma forma que si fuera una situación real. Se prepara para huir o pelear. El problema es cuando ese supuesto peligro no desaparece, porque entonces el cuerpo nunca regresa a su estado “no asustado” y está siempre alerta. De ahí que las personas sientan que no pueden respirar y tengan el corazón acelerado. No pueden evitarlo, y no pueden hacer que el peligro imaginado desaparezca, porque no es fácil reconocer a los peligros imaginados. La mente construye peligros y el cuerpo reacciona ante ellos. Es cosa seria porque en esa reacción ante los supuestos peligros, el cuerpo enferma y nos puede dar un ataque cardiaco o desarrollarse una diabetes. La psicosomática y el psicoanálisis nos ayudarán a encontrar e identificar los peligros imaginados con lo cual podremos hacer que desaparezcan, y lograremos que el cuerpo regrese a estar “no asustado”.