¿De qué padecen nuestros niños y niñas actualmente?

Estamos viviendo momentos en donde las infancias sufren los avatares de los tiempos complejos por los cuales les toca transitar. Por un lado, tenemos padres que en un imperioso afán desean que sus hijos e hijas no sufran ninguna aflicción creando a su alrededor un mundo que parece casi perfecto, en donde la frustración no tiene lugar; y en el otro extremo tenemos mamás y papás desconectados de sus hijos que se justifican con frases como “haya afuera no lo van a tratar con pincitas, que sufra para que aprenda”.

¿De qué padecen nuestros niños y niñas? Viven, vivimos, en una época en donde las palabras escasean y las imágenes nos bombardean. Hay un exceso de dispositivos tecnológicos, lo que hace casi imposible que nos detengamos a mirarnos a los ojos, a mirarlos, a mirar a nuestras infancias a través de esos ojos cristalinos que seguramente tiene mucho que decir, y ¡mucho que sentir! ¿Cuándo fue la última vez que hiciste un alto para ver que es lo que necesita tu hijo, tu hija, tu sobrino, tu nieta?

¿De que padecen nuestros niños y niñas? De circunstancias en donde lo que es público y privado es casi inexistente, apenas una línea tenue que en el mejor de los casos deja ver que hay cosas en la vida que son del mundo de lo privado; sin embargo, nuestras infancias carecen de un mensaje claro en donde se les encamine a experimentar la delicia de lo intimo.

¿De que padecen nuestros niños y niñas? De la velocidad con que la vida de los adultos marcha, esperando que ellos y ellas vayan al mismo ritmo.  Más complejo que eso, las necesidades del adulto se anteponen orillando a las infancias a realizar cosas por adelantado. Por ejemplo, dejar el pañal sólo porque es conveniente para sus padres; aprender un segundo idioma a los doce meses de vida; aprender lo que a juicio de los padres es necesario sin que se les dedique el tiempo que necesitan.

Hoy padecen todo un camino lleno de dificultades que hacen complejo que los niños y las niñas puedan detenerse para ir descubriendo sus propios deseos, sin ser avasallados por los deseos de los otros. 

Ya que sabemos lo que padecen ¿Qué se les ocurre que se puede hacer?

Autor:Priscila Ivonne Pacheco Flores