Gambito de psicoanalista ¿Por qué un psicoanalista y no mi amigo?
En lo bueno y en lo malo un amigo siempre está ahí y tú siempre estás ahí para él. Entonces ¿para qué ir con un psicoanalista? ¿Hacerlo implica que no tengo amigos suficientemente buenos?
Tu psicoanalista siempre está ahí para ti, pero tú no tienes que estar ahí para él. De hecho, no conoces nada de la persona que tienes enfrente; sólo sabes que está ahí para ti, para que juntos con su experiencia y con tu vivencia, entiendan qué está sucediendo y lleguen a encontrar esa “verdad” que tanta falta te está haciendo.
Es como en una partida de ajedrez. Cuando llegas con tu psicoanalista, no importa si es la primera sesión o si ya llevas muchas, él o ella te escuchan analíticamente para ubicar el conflicto. Como en el ajedrez, el psicoanalista busca cuál es la posición que en ese momento te está poniendo en jaque y observa cuáles son las movidas que te tienen en ese momento como te tienen.
El desarrollo del juego implica disponer las piezas de tal forma que sea fácil hacerlas trabajar. Nuestra obligación y nuestro deber como psicoanalistas es mejorar tu situación como paciente y que tú te vayas conociendo cada vez mejor. Buscamos ejecutar movidas cuyo efecto te permita observar un sinsentido o te lleve a pensar lo que no habías visto. Muchas veces aparece el efecto sorpresa y hay cierta vacilación, como una trampa que se puede sentir como si fuera un gambito al otro.
El gambito es una jugada de ajedrez en la que se arriesga una pieza esperando perderla, porque en la pérdida está la ganancia. Es como una carnada y el contrincante debe decidir entre aceptar o no el sacrificio. Cuando hay una jugada imprevista se desbaratan las defensas del contrincante. Como en el ajedrez, el psicoanalista que es llamado a formar parte de las jugadas puede ver las resistencias y los obstáculos. Logra señalar que se están arriesgando piezas innecesariamente, que parece que se están perdiendo las oportunidades buscadas, o que se repiten movimientos sin dirección.
En una partida de psicoanálisis los dos juegan para entender tu tablero. En la partida del psicoanálisis, el gambito, el sacrificio, es del psicoanalista y lo que importa eres tú. Mientras que los amigos, incluso aquéllos que están con nosotros en las buenas y en las malas, no tienen porqué ofrecerse como sacrificio para que uno mejore, en el psicoanálisis esa es precisamente la jugada: el psicoanalista se pone en tu lugar desde otro sitio y, junto contigo, busca las ganancias que vienen con las posibles pérdidas.